El juego del ahorcado

Un día jugaste conmigo al ahorcado para decirme que me querías.
Y yo me dejé ahorcar porque me aterraba la idea de no saber qué hacer.
Me contabas que te hacías cinturones de cuchillos para ir a hacer pis por las noches.
Dibujabas caricaturas con mocos, granos y arañas. Y me las dedicabas.
Yo llevaba un abrigo edredón traído de Nueva York que me hacía marciana.
El día que me dijiste que era la chica que te gustaba me hice la sueca.
Una sueca de nueve años que llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja.
Nunca te dije que me moría por tus historias.
Luego nos cambiaron de pupitre.
Nunca volvimos a sentarnos juntos.

(Ilustración: VidaFrida)


1 comentario:

  1. Hum... yo tengo una anécdota escolar con menos glamour... Mi compañera de pupitre me demostraba su amor pintándome pelos en las piernas con un rotulador negro bien gordo...

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