Mi primer novio, novio, con el que me fui a vivir, me enseñó muchas cosas. Lo que era una agenda. Hacer la lista de la compra. Llevar un cuaderno con la economía. Sacarme el carnet de coche, porque yo ya con el de moto era una mujer plenamente feliz, pero me dijo que con el de coche sería plenamente feliz y encima tendría más posibilidades de trabajo.
El caso, es que en su infinita sabiduría y experiencia, un día colgó una pizarrita Velleda en la cocina y me dijo que apuntase todo lo que fuese necesitando. Yo de verdad ahora que me leo no sé qué tipo de vida salvaje y encaminada a la perdición llevaba antes de conocerle.
Así que según me inspiraba iba apuntando las necesidades en la pizarra. Un día llegó a casa y vio mis anotaciones.

-           Desayuno
-          Patatas
-          Tampax
-          100.000 pesetas
-          Naranjas de zumo
-          Mistol
-          Suavizante suave

(Ilustración: VidaFrida)

5 comentarios:

  1. Mi primer (y último) novio, novio, con el que me fui a vivir, era un psicópata de la limpieza. Pusimos unos 2m² de pizarra en la cocina para apuntar todo lo que nos hacía falta, en los que dejé de escribir porque al borrar lo escrito nunca quedaba lo suficientemente limpio.
    Tal vez pensó que no necesitaba nada y por eso se fue.

    ResponderEliminar
  2. jajajajaajajajajaja qué grande, señorita. Carcajada al viento que he soltado. Me ha encantado.

    ResponderEliminar
  3. Tengo todo un surtido de anécdotas impagables :)
    Recuérdame que te cuente algunas si nos vemos.

    ResponderEliminar
  4. La velada resulta de lo más apetecible. Que sea pronto.

    ResponderEliminar
  5. Al hilo de tu último post te diré que el sujeto en cuestión se llamaba (y se llama) Pepe, así que ojito con quedarte sola en un vagón de metro con él, que te pone a limpiarlo!

    ResponderEliminar