Betty
Ayer tomé un café en uno de esos lugares que te piden el nombre para apuntarlo en el vaso. Cuando llegó la famosa pregunta esperé unos segundos y dije: - Anna.
Ayer tomé un café en uno de esos lugares que te piden el nombre para apuntarlo en el vaso. Cuando llegó la famosa pregunta esperé unos segundos y dije: - Anna.
En ese instante me recorrió todo un escalofrío por el cuerpo mientras
mis pupilas se hacían pequeñitas, un sudor frío me bajaba por la frente
y en mi interior sentía el miedo del culpable. Pero la muchacha ajena a
todo el terremoto que en mi interior estaba sucediendo me dijo el
importe, me invitó a no estorbar en la cola y esperar más apartada, que
ahora me llamarían por “mi nombre”. Obedecí y me quedé apartada
esperando la llamada. Cuando apareció mi café al grito de ¿Anna? fue una
de las sensaciones más extrañas de mi vida. De pronto me sentí
protegida, inquebrantable y con una sonrisita me llevé mi cafetín.
No resultó tan dificil inventarme otra identidad, resultó enormemente fácil.
El próximo día diré que me llamo Betty.
No hay comentarios:
Publicar un comentario